Foto de Eva Irungaray |
Antes de una mueca aquiescente y después de una larga introducción, Santiago Compiano –cantante y guitarrista de Tulús–, le dice a Página/12: “Las canciones no se manchan”. Sus compañeros de grupo (Emiliano Caffarelli, Federico Vásquez Gil y Francisco Moscuzza) sentados a la misma mesa del bar, sólo atinan a reírse; pero lo acompañan y asienten. Compiano se encuentra en esa tarea entre incómoda y agradable que es describir las canciones que grabaron para Círculo Vital, el primer disco de Tulús, y que presentan con una serie de recitales todos los jueves de julio en el Club Cultural Matienzo (Matienzo 2424), a las 21.
Durante los últimos dos años, Tulús fue la banda de apoyo de Gabo Ferro en las distintas presentaciones de El hambre y las ganas de comer, el disco que Gabo compuso junto al escritor Pablo Ramos. Eso les permitió acercarse a otro público, recorrer diferentes escenarios del país y consolidar su sonido en vivo. “Hace un par de meses que no estamos tocando con él. Ahora sacó La aguja tras la máscara, un disco chico, con otro sonido. Cuando escuché las canciones me quise matar, porque son unos temazos y me dieron ganas de tocarlos en vivo. Pero, por suerte, pudimos tenerlo de invitado en la canción ‘Quizá despierto’”, admite Compiano.
–¿Durante esos años se dieron cuenta de que tenían material para un disco largo?
Santiago Compiano: –Cuando terminamos de componer sabíamos que teníamos un disco. El proceso de grabación fue intenso. Fue fruto del roce de nuestras ideas. Tardamos un año en hacerlo. Ya estaba terminado, lo veníamos tocando mucho, pero nos faltaba alguien que nos diera el empujón. Por eso lo llamamos a Mariano “Manza” Esaín, que grabó e hizo un montón de discos que nos gustaban. El ya había escuchado los demos y se había entusiasmado. Quería trabajar con lo que le habíamos dado. La forma de grabar y la estética tenía que ver con eso. Además, no teníamos mucha plata. Lo grabamos en dos días en ION. Igual, un poco la luchamos.
Emiliano Caffarelli: –Sí, en ION se potencia todo. Teníamos solamente dos días y, para nosotros, era un sueño estar ahí. Entonces, pasaron cosas que sólo pueden pasar en un estudio como ION.
Federico Vásquez Gil: –Es que todos los que amamos grabaron ahí. Queríamos hacer algo diferente a lo del EP.
–El EP que grabaron en 2008 es psicodélico, tiene muchas capas sonoras, mientras que Círculo Vital es un disco más crudo, retro y directo.
S. C.: –Necesitábamos la vibra del estudio. Nos había grabado un demo Hernán Espejo. Siempre nos sentimos incómodos con eso de grabar primero las guitarras, después las baterías. Nosotros queríamos hacer algo que representara al grupo. En la mezcla lo mismo, no quisimos retocar mucho. Pasaron cosas raras, como abrazarnos después de terminar un tema (risas). Manza, con su energía, nos guió. En el demo habíamos hecho más sobre grabaciones. No queríamos hacer algo limpio y pasteurizado, sino lo que suena ahí. Si la canción no es buena, aunque le pongas una gran producción, no va a pasar nada.
E. C.: –Sí, esa era la idea general: grabar en vivo, mostrar la energía de la banda, pelar y no hacer algo tan cerebral. Lo que pasa es que veníamos de grabar un EP súper producido. Había un Hammond allá, un Rhodes por otro lado. Y esto es el proceso inverso, queríamos achicarnos un poco. Pienso en el axioma del “menos es más”. Si estamos confiados en lo que hacemos y de nuestras canciones, no las cubramos de cosas, dejemos que se vean como son. Esto es lo que ves.
–La segunda canción del disco se llama “Paternal”. Y la primera frase dice: “Yo sé que nunca tengo ideas muy claras”. No es difícil pensar que se inspiraron en Pappo.
E. C.: –Totalmente. Para noso-tros Pappo es una gran influencia. Creo que para todo el que hace rock acá Pappo es un referente. Paternal, también, es un barrio que queremos mucho. Era nuestro cable a tierra, porque es el lugar donde caíamos después del laburo o de haberte peleado con tu chica. Y siempre hay gente zapando por ahí.
S. C.: –Nosotros somos muy fanas del rock nacional. Para mí, la tríada es Pappo, Spinetta y Charly. Emiliano por ahí incluye a otros como Litto Nebbia o Javier Martínez. Pero Pappo es el héroe de todos nosotros.
–Y además de los grandes referentes como Pappo o Manal, ¿tienen otros más jóvenes?
S. C.: –Me junto con Hernán Espejo, cantante de Compañero Asma, y siempre me recomienda algo nuevo. Los grupos con los que compartimos fechas los fines de semana, nuestros pares, son las influencias más directas que tenemos. Además de muchas bandas amigas como Dietrich, Morbo y Mambo, Prietto viaja al cosmos con Mariano, Go Neko!, y son bandas totalmente diferentes. Antes, me parece, pasaba otra cosa. Antes eran tribus. Tribus determinadas que iban a ver a, por ejemplo, Todos tus Muertos y después se mataban a piñas contra los skinheads. Pero eran otros momentos, otro país.
–¿Cómo denominarían ustedes a su estilo?
S. C.: –Yo no puedo aceptar tocar la misma música como hace 50 años. El rock ya está viejo, pero nuestra intención es tocar rock y blues de una manera más moderna. No sé si se nota, pero es nuestra intención.
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