Bonus track: lo que quedó afuera de la entrevista publicada ayer.
-En una entrevista con el Suplemento NO, luego
de la salida de Calendario, había dicho que las letras no eran “necesariamente
la ideología del autor”. ¿Podría ampliar el concepto?
Rosario Bléfari: -Básicamente eso pasó con
el tema “Reservado”. Esa repuesta venía a colación de esa canción. Yo quise
decir con eso que no porque yo estuviera cantando, fueran mis pensamientos,
sino el de otros personajes. Lo sé, ideología suena un poco fuerte. Tal vez lo
expresé mal, no me refería a lo ideológico estricto, sino al lugar emocional y
a una mirada del mundo.
-¿La velocidad de las canciones de
Privilegio tiene que ver con la consolidación del grupo?
-Sí. Influenció que se haya reafirmado la
banda. Andrea (Di Napoli), la bajista de antes, era más melódica, las líneas de
bajo de Misterio Relámpago son más beatle, ¿no? En cambio, Jesica (Ojeda) es más
punk. Con Andrea, por más que nosotros rockeáramos, ella tenía un sonido más melódico.
Puede que este disco suene más crudo, más elemental. Pero, el trabajo de
guitarras fue más fino, más cuidado.
-Este disco fue el que te demandó mucho más
tiempo.
-Luego de Calendario llegué a tocar sola en
algunos recitales. Después pudo volver el baterista y pudimos armar todo. También
vino Jesica y fue como volver a empezar.
-Para vos, ¿qué es el indie?
-Me acuerdo cuando la gente se preguntaba
qué era eso. Había cuestionamientos de por qué se llamaba así. Hoy, la etiqueta
no importa tanto. En algún momento importó, y algún periodista puso la etiqueta
“de indie”, pero la corriente superó esa etiqueta. A veces, una categorización
puede terminar anulando algo. La primera reacción que surge ante la etiqueta es
un rechazo. A partir de Él Mató a un Policía Motorizado y 107 Faunos ya se
convirtió en un movimiento en sí. Por ejemplo, vamos a tocar con Mujercitas
Terror, que no está exactamente en esa vía, porque no es una banda platense ni
son amigos directos de ellos, pero sí puede ser parte de una escena de bandas que
están tocando mucho. Por ejemplo, She Devils es una banda que siendo anterior, y
de chicas, de garage, ya marcaba una energía que tenía que ver con esto que está
pasando ahora: la energía, una repuesta del cuerpo, el rock por delante. Ya con
ellas aparecen todos esos elementos, pero con otra estética. Creo que en un
punto hay una similitud. Es decir, cada uno pinta con colores distintos, pero
de la misma paleta. Mujercitas Terror es muy distinto a la nuestro, pero hay
una afinidad, compartimos raíces. Ellos son aparentemente oscuros y, nosotros,
aparentemente claros. La oscuridad de ellos pareciera que es lo primero que se
expone, pero es súper vital lo que transmiten.
La cuestión de género
-La otra vez tocamos con 107 Faunos y el público
es muy efervescente. Hay un punto en que allí se ve una alegría masculina: los
chicos saltando, festejando y, sin embargo, no es excluyente. Puede haber una
chica ahí y es como que a esa fiesta también pueden ir las chicas.
-Me causan gracia esas notas en los
diarios sobre “las mujeres en el rock” (risas). ¡Todas las mujeres del rock
odiamos eso! Porque es algo que se superó. Molesta cuando se hace foco en algo así.
Pero, bueno, en cualquier tipo de recital de los 107 Faunos u otro grupo afín no
hay cosas marcadamente femeninas o masculinas, y eso permite cierta circulación
de géneros. Y eso lo veo que pasa en muchos recitales, en los de Boom Boom Kid,
que no sé si es indie, pero que comparte ciertas cosas, no estéticas, pero sí público
y libertad.
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