domingo, 5 de febrero de 2012

Charly García, yendo de la playa a River

Nota publicada hoy en la sección Cultura & Espectáculos del diario Página/12
¿Recuerdan al Charly García que creía remediar unos penosos recitales con algún desfachatado artilugio que lo dejaba fuera de combate durante un tiempo? ¿A aquel que seguía conmoviendo a pesar de la dilatada y esquiva recuperación que tardó varios años en sacarlo de las malas? Ese Charly no tuvo nada que ver con el que se plantó ayer en el parador Arena Beach –una playa exclusiva al sur de la ciudad de Mar del Plata– durante el recital que brindó García junto a The Prostitution, la banda que lo acompaña firmemente desde su regreso definitivo. Allí, alrededor de 40 mil personas vieron al nuevo Charly de figura voluminosa, enérgico hasta donde llegan sus posibilidades, dándole con fiereza a las teclas de su piano y dejando todo sobre el escenario cuando le tocó encarar al público micrófono en mano.
Hoy, su nueva voz de ultratumba es un signo ineludible. Pueden oírse todos sus esfuerzos y peleas contra él mismo para recobrar todo lo que ha quedado en el camino y que alguna vez fue suyo: la posibilidad de construir las más admirables canciones de rock en español. Es cierto que sus últimos movimientos artísticos han sido una muestra de la mejoría de Charly. Su épico regreso en el estadio de Vélez Sarsfield en 2009 (El concierto subacuático), la publicación física de Kill Gil y la reciente seguidilla de recitales en el teatro Gran Rex fueron una muestra de ello, una revalorización de su obra que le ha permitido regresar a la pelea de fondo del rock.
Bajo un cielo despejado, cargado de humedad, no quedó más que guardar en la memoria el retrato de Charly levantando sus brazos ante una multitud que saludaba y liquidaba su gaseosa en la tarde de Mar del Plata. Lástima el bajísimo y desprolijo sonido que lanzaban los amplificadores en “Rezo por vos”, “Rock and roll yo” y “Cerca de la revolución”, después de un “¿Cómo anda Mar del Plata?”, de García. La estructura del recital respetó a rajatabla el hilo conductor de los shows conceptuales del Gran Rex. Allí las voces en off de Graciela Borges y Juan Alberto Badía le imprimieron intimidad, pero aquí, ante tamaño escenario natural, perdieron el nervio y el efecto sobre los espectadores, que atinaron a responder con tibios aplausos las intervenciones.
Luego siguieron “Canción de Alicia en el país”, “Asesíname”, “No importa” y “Demoliendo hoteles” para finalizar la primera hora de recital. “¿Conocen a Dalí? Ahora vamos a poner una película de él como intervalo”, dijo Charly para presentar una escena de El perro andaluz, la obra maestra del cine surrealista. A la vuelta, con el sol cayendo detrás del escenario, la lista continuó con “Yendo de la cama al living”, “Influencia”, “Me siento mucho mejor”, “Eiti Leda” (con la voz principal a cargo de Rosario Ortega, nueva corista de la banda), “Hablando a tu corazón” y “Canción para mi muerte”. Con este recital, a modo de clausura de la temporada rockera en el parador Arena Beach (por allí pasaron Catupecu Machu, Massacre y Las Pelotas, entre otros), Charly adelantó algo de su retorno al estadio de River Plate, cuando en abril clausurará otra edición del Quilmes Rock.

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