Hay una sentencia recurrente en el periodismo cultural que dice más o menos así: la ciudad de La Plata es una factoría incansable de buenos grupos de rock. Los últimos años de producción musical en el radio platense son un dato que confirma ese pronunciamiento, pero también el movimiento cultural inquebrantable: Laptra, Uf Caruf, Cala Discos, Concepto Cero, Mandarinas Records y El Movimiento del Ruido son algunos de los notables sellos discográficos que nacieron durante los últimos siete años en la ciudad.
“Es que La Plata es una gran banda de rock”, se enorgullece Lautaro Barceló, guitarrista de Orquesta de Perros, a propósito de los modos de producción platense. El, Ramiro García Morete (cantante de Miro y su Fabulosa Orquesta de Juguete) y Pedro Bedascarrasbure (integrante de Primer Hombre Internacional) son los que se encargan de explicar de qué se trata Uf Caruf, el sello revelación de la ciudad de las diagonales que ya ha engrosado su catálogo con decenas de lanzamientos virtuales a través de su página de Internet (www.ufcaruf.com.ar) y dado a conocer a muchas de las mejores bandas y solistas de la nueva escena independiente del Gran Buenos Aires.
Ante los tiempos que corren, el cambiante uso de las nuevas tecnologías y la manera de consumir música, los creadores de Uf Caruf decidieron subir a la web su producción, pero también fabricarla materialmente. En lo que va de su vida, del sello nacieron las canciones de Laura Citarella, Juan Artero, Pablo Matías Vidal, Campamento, Sabáticos, Rivero y El Mico, Jimmy Jimmy Cesc Fábregas Band y, durante 2012, se publicaron Roles y oficios, el disco revelación de Orquesta de Perros; El olor de la sangre, una quijotesca obra solista de Ramiro García Morete, alias Míster, y los nuevos y entusiastas proyectos de Primer Hombre Internacional, Gonzalo Carovillano y Adrián Juárez.
Algunos de los miembros de Uf Caruf |
Ramiro García Morete: –Tenemos la mejor. Nuestra premisa, siempre que armamos una fecha nuestra, es que la cierre una banda que no sea de Uf Caruf. Porque tampoco es que plantamos una bandera y decimos “éstos son los nuestros”. Somos amigos con todos. Estamos nucleados acá por una cuestión de cercanía, pero estamos todos juntos. Tocamos más con 107 Faunos, que son de Laptra, que con Primer Hombre Internacional, que son de Uf Caruf. No hay un patrón estilístico que rija al sello. No sólo pasa dentro de Uf Caruf, sino también en La Plata. Lo mejor que tiene la ciudad es que la mayoría de las bandas posee una voz propia y eso hace que no veas al otro como una competencia, sino como un aprendizaje. Celebrás los puntos en común y las diferencias porque no hay una tensión en eso, hay una filosofía en común.
Pedro Bedascarrasbure: –Eso no quita que, en una primera instancia y por una cuestión identitaria, haya una búsqueda con respecto a las canciones que definen la identidad de Uf Caruf. Hay una búsqueda en la pluma y somos curiosos con las canciones de los compañeros del sello. Pasa que acá hay una búsqueda común, una búsqueda estética que me parece interesantísima. Cada uno por su lado, escribiendo totalmente distinto, con las letras estamos diciendo una verdad nuestra.
R. G. M.: –Claro, lo que tiene distintivo el sello es que por ahí en un recital se corta la luz y esas mismas canciones las podemos tocar igual y tienen el mismo peso. Musicalmente, tenemos una búsqueda tan intensa como otras bandas, pero no corremos detrás del sonido. Nos interesa el sonido pero no buscamos sonar igual a otros. La búsqueda nuestra viene de bien lejos.
–¿Es la búsqueda de la canción perfecta?
P. B.: –Quizás sea la búsqueda de verdad. Yo vengo pensando que cuando subís al escenario, tenés que decir algo, estás transmitiendo una verdad tuya. Cuando empezamos con Primer Hombre Internacional la premisa era: si la canción pide tocarla con miles de instrumentos, se hará. Hay que respetar la canción.
Lautaro Barceló: –Hay un culto a la canción; la ponemos allá arriba como si fuera una princesa y todos vamos a trabajar para que ella se exprese en todo su esplendor.
R. G. M.: –Sí, lo de la verdad está presente, pero decir una verdad no sólo se dice a través de las letras, también se dice desde la música. Referido a los textos, hay un cuidado en las letras en todos los que estamos en Uf Caruf. Y hay un dominio mediano del lenguaje que se nota. Eso se da del mismo modo en que concebimos las canciones y su divulgación. Es decir, el proceso creativo es igual al proceso de difusión. No estamos pendientes de una estética particular. El movimiento son las canciones; ellas se mueven solas.
–En Uf Caruf hay un entrecruzamiento permanente de músicos. Todos colaboran en distintos proyectos del sello. Por ejemplo, Miro y su Fabulosa Orquesta de Juguete comparte integrantes con Campamento, Orquesta de Perros, Míster y Sabáticos, entre otros. En definitiva, el sello podría ser una única y gran banda de rock con decenas de músicos, discos y propuestas...
R. G. M.: –Sí, es como un sello endogámico. Hay miles de cruces que se dan de un modo natural. Están repartidos lo colectivo y lo individual de la mejor manera. Hay un espíritu colectivo, en el sentido de que si se lanza un disco, salimos a defenderlo todos. Yo aprendí un montón de ellos, pero a su vez siempre estamos tratando de diferenciarnos el uno del otro, es una competencia sana. Sin embargo, también tenemos una voz narrativa propia. Surge del “¿Qué puedo aportar yo que no puedan aportar ellos?”.
L. B.: –Al principio éramos mucho más cerrados. Nosotros creíamos que éramos los únicos que teníamos este pensamiento cooperativo en la música; pero después empezamos a tocar con gente de Laptra, de Cala Discos y nos dimos cuenta de que La Plata es un gran Uf Caruf. La Plata es una gran banda de rock. Yo toco con músicos de Thes Siniestros y Mostruo!, que son de diferentes sellos de acá. Los pibes de las bandas de Capital, cuando vienen acá, se sorprenden, porque toca una banda y vamos todos a verla. Vamos como espectadores o como músicos. Esa actitud colectiva en La Plata se dio porque estamos muy cerca. Siento que a las bandas de Capital les cuesta hermanarse.
R. G. M.: –A mí no me gusta abogar ni caer en la idea de que La Plata es la panacea del rock, porque en el oeste hay una gran movida y en muchos lugares también. Pero lo que sí tiene a favor nuestra ciudad es que hay una sana arrogancia de que vos no podés hacer rock sin sentir orgullo. A nosotros nos encantaría que nos vaya bien en Capital y en todo el mundo, pero no hay una necesidad; hay un deseo, claro, pero podemos ser felices tocando solamente acá. No estoy haciendo un elogio de la inercia pueblerina de quedarse, pero podemos canalizar las inquietudes artísticas acá porque hay movimiento cultural. Y eso nos enorgullece, genera una identidad de la que hablamos antes.
–¿Se puede hablar de un sonido Uf Caruf?
R. G. M.: –Uno es fatalmente uno. Yo podría querer sonar como Leonard Cohen y nunca voy a poder sonar así. A mí, lo que me gusta de los discos que grabé es que nunca terminaron sonando como yo quería que sonaran. Creo manejar diferentes voces, timbres y armonías. Para hacer una parábola bíblica, voy a poner la voz como Cohen o Bob Dylan, que estudiaron el tema. Pero lo hago inconscientemente, no lo pienso. Si voy a cantar punk pero tengo registro de barítono, nací en La Plata y escuché a Embajada Boliviana, voy a cantar de otra manera. Es la red infinita de sentido. No hay en la vida algo que me represente más que El olor de la sangre, el disco que grabé. Ahí estoy siendo yo con todas esas personas que conviven dentro de mí. Me siento más cerca de Dylan Thomas que de mi viejo. La vanguardia siempre es tradicional. Vos no podés romper con algo que no conocés y eso es lo que te hace clásico. Lo clásico siempre fue vanguardia y tradición. Una cosa es la originalidad y otra la autenticidad. Vos no podés aspirar a la originalidad, pero sí a la autenticidad. Yo no quiero ser original, porque un ser humano simbólico y cultural no puede ser original, pero sí puede ser auténtico. Te nutrís de todos los símbolos y los hacés propios.
L. B.: –Nosotros jugamos a hacer canciones. Trabajamos para tener ese espacio. Somos Concepto Cero, Cala Discos, Laptra, El Movimiento del Ruido, todos trabajando de otra cosa, pero haciendo todo para hacer música y canciones. Nadie viene de afuera a darnos plata para hacer esto.
R. G. M.: –No hacemos música para trabajar, sino que trabajamos para poder hacer música.
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