Foto por Sandra Cartasso |
–¿Cómo surgió la idea de juntarse para hacer un ciclo?
Zambayonny: –La unión se dio naturalmente. Un día me llamó Manuel, me dijo que había surgido la posibilidad de hacer un ciclo en el Torquato Tasso y no dudé en decirle que sí, porque soy un admirador de lo que hace en Estelares. Y se ve en este ciclo, la gente escucha canciones, un poco de tango, algunos valsecitos, canciones inéditas de él, algunos temas míos que son viejos. Nuestras posturas son parecidas. No hay una actitud impostada: la gente ve algo natural, un tipo tocando canciones tranquilo, porque no hay nada forzado ni muy diferente.
Manuel Moretti: –Cuando me propusieron lo del ciclo pensé en él porque me acuerdo, precisamente, de sus canciones, y me gustaba la idea porque la temática y los diferentes colores con los que trabaja en lo suyo están dentro del mundo de la canción, pero corrido de lo que hago yo. En un punto, mis canciones son más oscuras que las de él. Queríamos jugar con todo eso. La idea era poner en una misma mesa un café con leche, un ron, una milanesa y una ensalada de frutilla (risas).
–Los dos comparten la pasión por la escritura, ¿pero qué fue lo primero que los unió?
M. M.: –Lo primero que nos unió fue la palabra. En mi caso, la melodía ha sido uno de los patines con los que ando con más comodidad. En determinadas etapas de mi vida, la melodía me dio más cobijo que la palabra. Pero la palabra también aparece como un elemento fundamental tremendo en mí. Creo que fue eso.
Z.: –Desde ya. Igual, no lo planteo desde el punto de vista artístico de escribir, sino desde las ideas que tenemos, el análisis de los hechosn. Conozco gente que no tiene una opinión sobre nada, gente que le da lo mismo todo, que repite lo que le dicen. Pero también conozco gente que es generadora de ideas y analítica. Bueno, yo estoy más cerca de esa gente. Y uno de ellos es Manuel, y la palabra nos une, porque la palabra está ligada a una idea.
–Sin embargo, en el lenguaje que utilizan, sus canciones parecen estar enfrentadas.
M. M.: –Zambayonny tiene una impronta más de cantautor clásico tipo Silvio Rodríguez, pero no estamos en dos mundos enfrentados. Pertenecemos al universo de la canción y la palabra. Por eso, para los próximos recitales, estamos viendo de cantar algunas canciones juntos. Le voy a pedir que me pase una hoja con las letras de sus canciones porque, afortunadamente, tienen un montón de versos y yo una memoria pésima.
Z.: –¡Y yo también! Llevo el atril a todas partes. Me da vergüenza porque la gente que va a los shows sabe todas las canciones, menos yo (risas).
–Si se diera la posibilidad, ¿grabarían un disco juntos?
Z.: –Sí, sacaríamos un disco... de la discoteca (risas).
M. M.: –No, no, lo que pasa es que estamos con nuestros proyectos. Me gustaría hacer un ejercicio con un disco; que lo voy a terminar haciendo, solista, con algunos tangos y demás. Pero primero está Estelares. Y además tengo que probarme a mí para saber qué clase de disco quiero hacer. Pero uno no sabe, por ahí alguien registra los recitales que estamos haciendo con un grabador y sale Moretti y Zambayonny en vivo en el Tasso...
–Moretti, en uno de los recitales de este ciclo dijo que la única palabra que sabía decir era “canción”. ¿Qué significa para ustedes esa palabra y qué importancia tuvo en sus vidas?
M. M.: –Sí, es que para mí representa mucho. La canción es todo un universo. En el escenario lo dije en broma, pero a veces uno la dice tanto que corre el riesgo de vaciarla de sentido. La canción se convirtió en un elemento de expresión muy importante que no estuvo planeado y que me dio mucha tranquilidad en desesperaciones sensibles. La canción fue el elemento que me dio la oportunidad de relacionarme con el mundo de una manera presentable. Es una maravilla sensible y para mí ha sido un salvavidas. No sé qué hubiera sido de mí si no hubiese conseguido estos elementos de conjugación entre la melodía y el verso. Y que, bueno, después se hayan desarrollado en mí.
Z.: –Yo no distingo el medio, utilizo lo que esté enfrente de mí. A veces es una canción o un papel donde escribo algo que puede terminar en un libro (Marea acaba de lanzar Leyenda de un superhéroe, la segunda novela de Zambayonny), una idea que expreso ante los amigos o... un tweet. Para mí, la canción es un vehículo más.
–El Torquato Tasso es un histórico reducto del tango de Buenos Aires. ¿Van a romper con ese prejuicio que dice que el músico de rock no puede cantar tangos?
M. M.: –A mí todavía no me dijeron nada. Ojalá que no. Igualmente, hubo muchos músicos que lo interpretaron muy bien, como Palo (Pandolfo). Y Zambayonny también. Quizás él no lo tenga tan marcado, pero tiene cosas tangueras en su manera de escribir, en esos juegos con las palabras, pero no sé si lo tiene tan consciente.
Z.:–Estamos atravesados totalmente por el tango. A veces escucho bandas que tienen pocas letras, pero sin embargo ves que el tango está presente ahí también. Porque, de alguna manera, todos fuimos acunados por él. Yo nací en Balcarce al 200 y lo vi y escuché siempre. No es lo mismo haber sido acunado por el tango que por una música vacía. Pasamos nuestra infancia y adolescencia escuchando gente que escribía bien, que contaba buenas historias. Sin duda tenemos mucho de eso y es un orgullo tenerlo.
–Entonces, esta reunión no se da sólo porque son amigos.
Z.: –El matrimonio igualitario tuvo mucho que ver (risas).
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