El cierre de la edición 2010 del Pepsi Music dio cuenta de la ductilidad de los artistas que participaron de él. Un evento de tamaña envergadura (tres escenarios en un predio inmenso, un público de gusto musical heterogéneo, recitales que se suceden paralelamente y sin descanso) obliga a los músicos a confeccionar listas de temas “festivaleras”, y tal vez dejar afuera canciones que solamente cantan los fanáticos. En eso anduvo Andrés Calamaro, que recurrió al cancionero de Los Rodríguez e incluso a dos clásicos de Los Abuelos de la Nada (“Costumbres argentinas” y “Mil horas” en ritmo de cumbia) para levantar a las 40 mil personas que asistieron al predio de la ex ciudad deportiva de Boca Juniors, en la Costanera Sur. El Pepsi Music tiene dos caras, una musical y otra comercial. En esta última, las colas se hacen interminables. Se puede comprar de todo en los stands que bordean el predio: remeras, discos, hamburguesas, cigarrillos... Y con los anteojos que reparten las promotoras en la entrada, todo se puede ver en 3D: hay un entretenimiento por fuera del rock, al que mucha gente decide volcarse, sin prestar tanta atención al lado musical. Entonces, el primer resultado que arroja el festival es que en cuatro noches al aire libre (Yo La Tengo, Molotov y Bomba Estéreo tocaron en La Trastienda), más de 135 mil personas acudieron al nuevo predio, ubicado en una punta extrema del sur de la Ciudad de Buenos Aires.
La “noche Calamaro” del festival tuvo una grilla heterogénea. Ella Es Tan Cargosa abrió el escenario 2... ¡a las cuatro de la tarde! Nikita Nipone se encargó de lo mismo en el principal, Los Tipitos pasearon su repertorio hecho exclusivamente para festivales, Estelares mostró a su cantante Manuel Moretti aún más encendido, y los cada vez más convocantes No Te Va Gustar (afuera, en las calles aledañas, vendían remeras de “No Te Va A Gustar”). A Gillespi le tocó bailar con la más fea: comenzó su recital cuando los uruguayos estaban tocando “Pensar”, la cuarta canción. Los Auténticos Decadentes, con su set a todo trapo y siempre positivo, produjeron el festejo en masa: “El murguero”, “Los piratas”, “Un osito de peluche de Taiwan” y “La guitarra” fueron la columna vertebral de un grupo que sigue siendo la diversión asegurada. La grilla, al cabo, fue similar a la de la edición 2008, aquella que se realizó en el Club Ciudad y de la que formaron parte Estelares, Los Tipitos, Los Auténticos Decadentes y el mismo Andrés Calamaro. Sin embargo, la versión 2010 presentó algunas sorpresas como las de Manto (banda cancionera del ex Intoxicados Jorge Rossi) y El Chávez (de Matías Méndez, ex Arbol y Nuca, en clave cumbia dub). ¿Cómo amoldarse a un festival? Es una pregunta que respondió muy bien La Mancha de Rolando, con un show de cuarenta minutos, plagado de “canciones conocidas”, con un sonido bajo (que fue una de las marcas registradas de todas las jornadas del Pepsi), pero efectivo.
“Los divinos” fue la canción que utilizó Andrés Calamaro para la apertura de su show. El Cantante se dio tiempo para revisitar varios temas de El Salmón (“Tuyo siempre”, “All you need is pop” y “Revolución turra”), recordó a Federico Moura, a Mariano Ferreyra (el joven de 23 años asesinado la semana pasada cuando se manifestaba en las vías del Ferrocarril Roca) y envió un saludo a Gustavo Cerati y a Charly García (por su cumpleaños). Y, por supuesto, dejó para el recuerdo montones de citas e hipertextos: The Rolling Stones (“Jumpin’ Jack Flash” es la segunda canción en el show), Sandro, Mercedes Sosa, Deep Purple (“no saben un carajo de Deep Purple”, canta en “Output-Input”, otra gema que desempolva de El Salmón), Miguel Abuelo, Iggy Pop, Led Zeppelin, Bob Marley y el tango. Y también alimentó un poquito el fuego de la polémica citando al “mate amargo uruguayo” en medio de un tema. Pero si hay algo que merece ser llamado “épica calamaresca” es cuando su líder encara al público con las canciones de su etapa con Los Rodríguez (“Me estás atrapando otra vez”, “Sin documentos” y una brillante “Buena suerte”). Del reciente On the rock asomaron “Todos se van” y “Tres Marías”, el nuevo corte. Es entonces cuando se aprecia la capacidad de manejo de los grandes escenarios que tiene Calamaro, porque consigue encastrar a sus héroes en versiones (con algo de homenajes) breves, sumándolos a una lista de temas imbatible. Para el final del show quedaron “Crímenes perfectos”, “Estadio Azteca”, “Paloma”, “Flaca” y el saludo del grupo con los brazos en alto. Sin más palabras ni acordes, en el escenario sólo quedó un Calamaro que, con un par de ademanes, se fundió en un abrazo simbólico con las 40 mil almas que lo ovacionaban con un aplauso interminable.
Crédito fotográfico: Paruelo
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