“La mía será una profunda soledad disolviéndose
muy hondo en las profundidades de mi libertad,
y ésa, entonces, será siempre mi canción”.
Bob Dylan
El invierno es nuestro
son meses perfectos
porque en la calle ya no queda nadie hoy
caminamos lento y nos hiela el viento
(como en la tapa del disco que nos gusta tanto de Bob)
Superfluo, “El invierno es nuestro”
Bob Dylan
El invierno es nuestro
son meses perfectos
porque en la calle ya no queda nadie hoy
caminamos lento y nos hiela el viento
(como en la tapa del disco que nos gusta tanto de Bob)
Superfluo, “El invierno es nuestro”
Bob Dylan llega a Nueva York en 1961 con tan solo diecinueve años y armado de una guitarra. Ya había grabado algunas canciones de forma casera que, hoy, son joyas de coleccionismo. Concretamente, su arribo a la ciudad se produce el 24 de enero de 1961. Howard Sounes, en su biografía sobre Dylan, cuenta: “Cuando Bob llegó a Nueva York para hacer fortuna no era justamente el muchacho inocente y adorable que apuntaba ser. En su primer año en la ciudad, sacó partido de su aspecto ingenuo y poco mundano, y de su considerable encanto personal para hacer amistades que habrían de ayudarlo de distintas formas, ya fuese ofreciéndole alojamiento, o dándole algunos dólares”. En Nueva York, Bob fue abriéndose camino como pudo, tocó en bares y pubs del Greenwich Village, conoció a Woody Guthrie y acompañó como telonero a John Lee Hooker en algunos recitales.
En una biografía española titulada sencillamente Bob Dylan, el periodista Luis Martín describe a la ciudad por aquellos años: “Nueva York es John Fitzgerald Kennedy, que en un abrir y cerrar de ojos pasa de gran esperanza de la política progresista estadounidense a victima de los intereses inmovilistas. Cassius Clay y chicas en páginas centrales de Playboy también. Nueva York es ópera, minimal art, series de televisión… Nueva York es todo eso y algo más. Pero, sobre todo, Nueva York es rock and roll”. En el mismo libro, se reproduce una célebre frase del cantante: “Esta ciudad lo ha sido todo para mí: las calles, la nieve, el hambre, los apartamentos en la quinta planta sin ascensor… todo; también la dicha”.
Por aquellos meses de 1961 Bob conoció a Suze Rotolo, la que iba a ser su tercera novia y una de las mujeres más importantes en su juventud. Rotolo provenía de una familia de padres italianos que le habían inculcado a sus hijas (Suze tenía una hermana mayor, Carla) la lectura y el compromiso político. De hecho, Suze era una ferviente activista y poseía un gusto refinado por la literatura. Ella sólo tenía diecisiete años cuando comenzó a salir con Dylan, que estaba cerca de cumplir los 21.
Una de las fotografías tomadas por Don Hunstein |
La relación con Rotolo empezó a tambalear y ella viajó a Italia con la excusa de estudiar en la Universidad de Perugia. Algunos biógrafos coinciden en que aquel episodio motivó un antes y un después en el primer Dylan. Durante esos días, compone dos de sus más reconocibles canciones de amor: “Don´t think twice, it´s all right”, “One too many mornings” y “Tomorrow a long time”. En el caso de la primera, Dylan escribió en las liner notes de The Freewheelin´ Bob Dylan, su segundo disco: “No es una canción de amor, es una afirmación que podés hacer para quizá sentirte mejor. Es como si te estuvieras hablando a vos mismo. Es una canción difícil de cantar”.
Portada de "The freewheelin´ Bob Dylan" |
La relación entre ellos, después de idas y vueltas, acabó. Rotolo había quedado embarazada de Bob y según su hermana Carla, ella habría abortado. Eso hizo que todo sucumbiera rápidamente una noche de marzo de 1964. Bob escribió “Ballad in plain D”, una canción que narra la historia de dos hermanas, en la que él ama a una de ellas y describe a la hermana mayor como un “parásito”. En Another Side Of Bob Dylan, aparecería -además de “Ballad in Plain D”-, “To Ramona”, que hacía referencia a su relación con Suze Rotolo.
Bob Dylan y Suze Rotolo |
Susan Rotolo falleció en febrero del año pasado. Quizá haya sido la que despertó en el jovencísimo Bob Dylan del amanecer de los sesenta, el compromiso y la preocupación por los derechos humanos y las injusticias sociales. Y de aquella relación surgieron algunas de las más bellas canciones de amor que se hayan escrito. Claro, Dylan seguiría escribiendo sobre amor. Lo hizo en 1966 con "Just like a woman", "One of us must know (sooner or later)", "I want you" y "Sad eyed lady of the lowlands", todas ellas publicadas en su disco Blonde on Blonde, y del que estaremos hablando en el tercer capítulo de la saga Bob Dylan: "Blonde on Blonde, el disco medianera".
2 comentarios:
Las canciones que tienen son reconocidas a nivel mundial. Es uno de los mejores compositores de todos los tiempos, incluso ha traspasado la barrera del cine gracias a su música. Creo que estando yo en el village caballito pude escuchar como cortina música algún hit de Bob
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